Él no se nos fue porque está en cada sonrisa de nuestros niños y adolescentes.
El Tío Paco está en el nombre de nuestra quinta sede, y allí estará en espíritu el día en que la inauguremos.
El Tío Paco se acerca aún a la cocina a verificar los sabores que degustarán los muchachos. Nos guía con sus manuales y orientaciones dejadas por escrito. Nos reta y motiva cada día a seguir en nuestra misión por la infancia en condiciones de riesgo y poder brindarles un bonito mañana.
Francisco Segnini Berrizbeitia, hombre, padre y amigo excepcional.
¡Gracias por tanto Tío!
Imposible no recordarte: eres nuestro motor, nuestra perenne inspiración.